En una charla informal, Andrea Chacón Álvarez me
comentaba: “los textos de Sara Gallardo son muy difíciles de decir”. Y
es la belleza en el decir -el trabajo precioso de las actrices para
lograr esa belleza- lo que con más intensidad se prendió en mí de la
obra Todo lo demás no importa, que Andrea dirige y que puede verse los domingos en Oeste Estudio Teatral, basada en textos de la escritora.
Sara Gallardo,
una narradora argentina extraordinaria, bastante olvidada por la
crítica y el mercado editorial, tiene, en este pequeño escenario
escondido de Primera Junta, la oportunidad mágica de revivir. Y de
revivir en palabras dichas en voz alta, palabras que, para ser narradas,
pasan por el cuerpo: que en su fusión devienen un texto nuevo y se
reinventan poéticamente. Se hacen ritmo, en un ajuste perfecto de luces,
de canto y de la belleza íntima que emana de todo cuerpo. El cuerpo es
ahí caja de resonancia vocal: cajita de música que reproduce el lenguaje
escrito como una partitura y le da a los cuentos la oportunidad de
activar otra vez aquella naturaleza antigua de la narrativa, que la
larga y añeja práctica de escritura ha puesto a dormir en su centro: la
oralidad. Casi como una regresión a lo más básico e infantil, a lo más
arcaico y remoto, a lo más físico y material: la voz que narra, que nos
narra, que nos regala palabras hiladas por la sorpresa maravillosa de
estar vivos. La sorpresa de respirar y hablar, que es la misma cosa. Voz
musical que, finalmente, es compañía porque el que sabe contar, nunca
está solo.
http://revistaruletachina.blogspot.com.ar/2013/08/teatro-todo-lo-demas-no-importa-de-andy.html
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